Ese ha sido el verano de 2025. Algo para recordar, sin ser precisamente una película romántica. Pero si lo olvidamos, empeñados en mirarnos el ombligo, es seguro que seremos recordados por las generaciones futuras, aunque no precisamente con cariño.
Categoría: XÀTIVA
8M, UNA MANIFESTACIÓN DIFERENTE
Esta semana las calles de Xàtiva se van a llenar de gente. Es la manifestación de las mujeres, con motivo de la celebración del Día internacional instaurado por la ONU en 1975, que celebra en todo el mundo los avances conseguidos por las mujeres señalando el camino a recorrer. Es una causa más que suficiente para que mucha gente que no tiene la asistencia a manifestaciones entre sus ocupaciones habituales, haga un hueco en su agenda y acuda a una marcha que es diferente a otras convocatorias.
Maribel acude con su hermana. Ambas son mayores, ya felizmente jubiladas pero acuden religiosamente a esta manifestación porque entienden que es la que habla de ellas y por ellas, de las mujeres silenciosas que vivieron vidas anónimas, sacrificando mucho y recibiendo poco o nada. Acuden porque tienen hijas y no quieren para ellas lo que les tocó vivir a su generación. Que no hayan de consentir que nadie les ponga una mano encima. Quieren que puedan elegir, que no tengan sólo obligaciones sino una vida propia que vivir.
Acudirán también muchas mujeres jóvenes , de las que están empeñadas en encontrar su espacio, en construir un proyecto vital en el que puedan aportar su talento o su capacidad. Se manifiestan desde la exigencia y la beligerancia porque necesitan que las puertas se abran para poder entrar a demostrar quienes son y lo que valen. Quieren vivir en paz, sin miedo y con libertad, siendo protagonistas y no comparsas, tomando decisiones y asumiendo consecuencias.
Esther acude con sus amigas. A punto de titularse, están luchando a codazos por abrirse paso buscando ocupación para poder independizarse y vivir sus vidas. No quieren privilegios, ni regalos pero tampoco piensan tolerar que por su sexo o edad, no se reconozca su valía. Quieren salarios dignos en trabajos con condiciones razonables. Están preparadas y dispuestas a salir al mundo y lo quieren hacer sin miedo, cuando y como quieran, sin necesidad de dar explicaciones ni pedir perdón. Van a la manifestación del 8M porque no quieren callar y consentir sino reclamar la existencia libre y digna a la que tienen derecho.
Hay quien asiste para mostrar su aprecio en las mujeres de su vida, las madres, hijas, hermanas o amigas a las que respetan y valoran desde la distancia corta, en las que confían y a las que necesitan para seguir adelante. Convencidos de que se lo merecen todo , salen a celebrar su existencia, el placer de haberlas conocido y convivir con ellas.
Pepe asiste porque, aunque le ha costado un poco, ha aprendido a valorar a las mujeres y apreciar su inteligencia, su dedicación y resistencia.. Siempre creyó que él era quien debía tener el mando y solucionar los problemas pero la vida le demostró que las mujeres tenían capacidad más que de sobra para afrontar los más duros reveses de la vida. Cuando a él le dejaron noqueado fueron ellas las que reaccionaron y consiguieron salir adelante. Y el aprendió que ni ellas estaban para obedecer, ni él para mandar. Y lo agradeció con sinceridad, reconociéndoles a ellas el mérito y a él sus limitaciones. Por eso, asiste todos los años a la manifestación de las mujeres, quizás no en primera fila , pero siempre infinitamente agradecido.
Susana va porque tiene una criatura y quiere para ella un futuro sin sombras ni amenazas, en el que pueda convivir con respeto y armonía. Sin mentiras y sin violencia.
Xàtiva se llenará sin duda la tarde del 8 de Marzo de gente decente que cree en las mujeres y sus derechos. Por muchas razones, todas legítimas y compartidas.
ORINA DONDE TOCA
Hay conflictos de convivencia que parecen anecdóticos, pero no lo son. Desde el vecino asilvestrado que fuma puros en el ascensor hasta la que aparca ocupando dos plazas y media. Son incómodos problemas que hacen antipática la convivencia humana. Y que a veces se pueden solucionar con imaginación. Algunos, de vez en cuando y si la sangre no llega al río, son susceptibles de tratarse desde la óptica del humor que tampoco hace falta ser tan trascendentales todo el rato.
La cosa es que el tan elogiado como abandonado casco histórico de Xàtiva, sobre el que hay coincidencia universal en que debe configurarse como un punto de atracción innegable para el turisteo, huele mal. En sentido literal. Y por una vez, es evidente, que no es la población canina la culpable, sino la de dos patas.
Al albergar también la zona de copas y otras distracciones de la ciudad, ya eran conocidas las quejas de los residentes por los problemas de ruidos y algarabías, resultantes del estilo de diversión de este país, que no sabe expansionarse si no es a grito pelado y con la música a los máximos decibelios soportables por el oído humano.
Ahora se abre un nuevo flanco a cuenta de las denuncias formales de los dueños de comercios y locales de la zona por los antihigiénicos hábitos fisiológicos de algunos que convierten la zona en un urinario. Serán aguas menores, pero no es una cuestión menor, viendo la indignación de los comerciantes que claman y con razón por ofrecer una imagen tan desalentadora para la clientela teniendo, además, que hacerse cargo de gastos de limpieza y desinfección.
Es evidente que no se contribuye demasiado al fomento turístico de la zona permitiendo que los abundantes y desagradables restos de las juergas y francachelas queden expuestas a la vista de esos turistas que tanto se han de mimar para que vuelvan y gasten.
No es un asunto local. Sucede en todas las zonas de fiesta y desparrame como si la alegría y el bullicio dieran carta blanca para saltarse las normas de convivencia y a pesar de que la mayoría de las ordenanzas municipales recogen prohibiciones y normas que no prescriben cuando se está de juerga.
De hecho, las medidas sancionadoras son duras en sitios como Madrid o Barcelona donde la renuncia a dar uso a los WC puede suponer multas de 750 euros como mínimo. Originales los navarros que durante los últimos San Fermines, utilizaron en Pamplona un repelente para la orina que conseguía que la micción rebotara contra la fachada, salpicando los pantalones y el calzado del incontinente. Donde las dan, las toman, debe ser la filosofía. En Écija, apuestan por la vía de la tecnología, con drones que graban a los meones en plena faena.
En Xàtiva, respondiendo a las quejas, han hecho otra propuesta también imaginativa que, por lo que ha trascendido, consiste en instalar unos sensores que, al detectar movimientos inesperados en zonas oscuras, encenderán un potente foco que iluminará de pleno a los vándalos en plena hazaña delictiva. A más de uno se le cortará en seco su iniciación como delincuente urbano, aunque lo sea en pequeña escala. Y habrá escenas, rostros y reacciones que desgraciadamente no quedarán grabadas, pero facilitarían un archivo de imágenes con bastante vis cómica. Solo hay que usar la imaginación.
En cualquier caso, son actitudes incívicas que pueden y deben ser combatidas no solo desde la penalización sino también garantizando que los locales ofrecen aseos públicos en condiciones
que, en caso de ser insuficientes, podrían ser complementados con instalaciones municipales al uso como han hecho en Barcelona.
CASAS DE COMIDA
Casi un centenar de comercios te dice Google que existen en Xàtiva – solo en la ciudad de Xàtiva- cuando alguien quiere comida para llevar a casa. La verdad es que una cifra impresionante, aunque no del todo exacta. A descontar restaurantes y comercios que cerraron sus puertas y otros que, aunque admitan esa posibilidad, no se dedican a ello de forma prioritaria, siendo fieles al formato de mesa y mantel, carta y menú, postre y café.
El detonante principal que impulsó esta nueva forma de negocio y de alimentación fue sin duda la pandemia que hizo espabilarse al sector de la restauración para encontrar formas de subsistir. Y lo que al principio parecía una moda muy anglosajona se fue imponiendo con autoridad y vocación de permanencia. Por eso hoy casi todos los restaurantes anuncian su oferta de comida para llevar a quien no quiera sentarse en una mesa a degustar el menú con todos los rituales y normas sociales que ello conlleva. Y es que la comida puede ser un acto social gratificante pero también a veces una necesidad básica a cubrir sin excesiva inversión de tiempo, ni de dinero.
Tradicionalmente los reyes de la comida a domicilio han sido las pizzerías o los restaurantes chinos, seguidos de cerca por los Kebabs, pero paulatinamente han ido apareciendo otro tipo de negocios, centrados sobre todo en la comida tradicional aunque ofrezcan alguna exquisitez para no aburrir a la clientela.
Apuestan por la comida casera que hacen al día, sin conservantes ni colorantes, y que no te envían a casa, ni falta que les hace dadas las largas colas que se suelen montar a las horas punta cuando el personal se acuerda de que es la hora de comer. Sirven paellas de una variedad sorprendente, arroz al horno que no podía faltar, pasta y las humildes legumbres, el gazpacho manchego o una oferta variada de ensaladas, siempre sin omitir la valenciana. También se hace patria con la comida.
Es una opción relativamente barata, aunque no se puede negar que menos accesible económicamente si se trata de alimentar a una familia, más o menos numerosa. Pero para personas solitarias o familias reducidas a la mínima expresión que, con o sin síndrome del nido vacío, han de comer todos los días, es una opción más que interesante. Y de esas hay muchas en Xàtiva, donde se calcula que en alrededor del 10% de las viviendas vive una persona sola, en la inmensa mayoría de los casos una mujer, que suele estar algo cansada de cocinar y poco motivada para hacerlo para ella sola.
Desde la perspectiva de género, aquella que analiza la realidad desde el punto de vista de cómo afecta a las mujeres, ya hace mucho tiempo que se entendió que la diferencia entre la cocina de vanguardia y la cocina doméstica no está en su calidad, sino en su valoración social. Porque no es lo mismo alimentar cinco bocas que pían insatisfechas si la ración no es suficiente o no es de su gusto, sin que nadie tenga el más mínimo gesto de agradecimiento, que la “haute cuisine”, aunque sea en formato familiar, reducido a la paella a leña que el cocinero aficionado cocina los domingos para toda la peña entre elogios complacientes.
Por eso, esta oferta culinaria viene muy bien a las mujeres que viviendo solas -que no es lo mismo que estar solas- o escasamente acompañadas pueden abdicar, si quieren, de sus tareas en la cocina y comprarse una ración de lo que les entra por los ojos para ser servidas y no al contrario que es lo que han conocido siempre.
Justicia frente a violencia machista
Es bueno que el alcalde y la teniente de alcalde, representantes de las dos formaciones políticas que juntas dirigen la ciudad, tomen la iniciativa para reclamar de forma conjunta y planificada la vuelta de las competencias judiciales en materia de violencia de género.
Es bueno que el partido en la oposición local, pero con mando en plaza autonómica recuerde y asuma las promesas hechas respecto a la recuperación inmediata de unos recursos que nunca debieron desaparecer.
Sería bueno que existieran temas situados por encima de la confrontación política que permitieran una sincera acción conjunta entre los partidos, por muy alejadas que estén sus ideologías. La lucha contra la violencia machista debería ser uno de estos temas como se escenificó hace un año con la implicación del senador del PP, Fernando de Rosa. Pero es malo que las intenciones no se correspondan luego con las actuaciones.
No se entiende que el PSPV en les Corts Valencianes apoye una propuesta para mantener el plan de agrupación de partidos judiciales para la especialización de los juzgados de violencia sobre la mujer, lo que supone dejar las cosas como están. Mientras que el PSPV local mantiene un discurso guerrero y reivindicativo, como no podía ser de otra manera.
Tampoco que el senador del PP antes mencionado visite Ontinyent en marzo y defienda la permanencia allí de las competencias en materia de violencia machista y no su vuelta a Xàtiva, como dice que pretendía la anterior Consellera. Son las declaraciones apropiadas en cada lugar, aunque demuestran una incoherencia preocupante.
Es bueno que el Gobierno municipal se siente con profesionales del Derecho para diseñar estrategias conjuntas. Que piensen contar con la necesaria opinión de las Fuerzas de Seguridad. Que no se les olvide el apoyo inapreciable que puede prestar la ciudadanía y en concreto, las asociaciones de mujeres representadas en el Consell de les Dones.
Es malo olvidar que el conflicto no solo afecta a la ciudad de Xàtiva, sino que son 26 poblaciones de las dos comarcas, La Costera y la Canal de Navarrés, las afectadas por la medida que ya está obligando a las denunciantes, en algunos casos – siempre viene bien el recordatorio- a recorrer más de 100 kilómetros para ser atendida por la justicia.
Es bueno que desde el consistorio se intente ser propositivo, ofreciendo un local de titularidad municipal, pero es previsible que habrá que jugar con mucha más habilidad a la zanahoria y el palo, para mover a ese burro, dicho sea, con todos los respetos, que es la Administración personificada en el Ministerio de Justicia y el Consejo General del Poder Judicial, que anda ya muy entretenido con sus propias miserias como para atender peticiones tan minúsculas para ellos.
Es bueno que pretendan recabar datos y evidencias empíricas que argumenten la necesidad de que las competencias regresen al partido judicial de donde nunca debieron salir. Aunque por poco que se conozca el complejo juego de la política es fácil advertir que en las decisiones que se toman no solo, ni por desgracia, intervienen factores objetivos, sino que otras consideraciones, mucho más mezquinas, pesan de forma determinante.
Es malo, malísimo que haya habido que esperar un largo año, para recordar la reivindicación pendiente durante el cual ha habido escasa preocupación para garantizar que en Alzira se está atendiendo a las mujeres como merecen y necesitan. Se asigna así al conflicto un carácter “flotante”, a expensas de las circunstancias y los recordatorios apropiados, que no dice mucho, o quizás demasiado, de la prioridad que se le otorga al asunto. Porque resulta que las guerras no se ganan a ratos sueltos o en fechas señaladas.
La cita de todos los días 25
Falta un mes para el 25 de Noviembre, que es el día Internacional contra la violencia de género, lo que dará lugar a muchos actos e iniciativas en casi todas las ciudades . Amplias programaciones, actos simbólicos, manifiestos, datos… bien está que la mirada social se concentre por lo menos un día al año en esto que algunos llaman fenómeno como si fuera un ciclón, lacra como si fuera la peste , o tragedia porque lo es , y una de las más dolorosas para los seres humanos.
Pero más allá del 25N , en Xàtiva, los días 25 de los restantes once meses del año, desde el Consell de les Dones viene promoviéndose desde hace mucho, una concentración ante al Ayuntamiento organizada rotativamente por las entidades que lo integran . Desde el mundo fallero, hasta la Asociación de Amas de Casa Tiryus pasando por el Consell de la Joventut y CCOO, todas se hacen responsables de esa concentración una vez al año. También lo vienen haciendo todos los partidos políticos presentes en este órgano de participación, socialistas , populares y Xativa Unida junto a Vox que debutará este año. Lo hacen como consecuencia lógica de su compromiso en la lucha contra la violencia machista, que es una guerra cruenta que no tiene color político sino sobre todo humanidad y sentido de la justicia. Lo hacen porque son consecuentes en su rechazo frontal a los asesinatos de las mujeres que mueren por serlo. Lo hacen porque no quieren ser cómplices de los verdugos de las mujeres.
Tanto tesón , que para algunos es cabezonería porque no entienden la coherencia, tantos años de concentraciones más o menos masivas ante el Ayuntamiento, parece que han conseguido calar en la encallecida conciencia colectiva.
Así lo demuestra el hecho, que hay que agradecer sinceramente ,de que tanto este 25 de Octubre , como el próximo 25 de Noviembre, los partidos gobernantes, PSPV y Xàtiva Unida, hayan evitado contraprogramar a las concentraciones previstas, modificando incluso el horario de actividades municipales.
Con todo, hay que resaltar que la lucha contra la violencia machista no se desarrolla un día de cada treinta. No se gana así la batalla a los agresores, a los delincuentes disfrazados de hombres corrientes que tratan a las mujeres como seres culpables de delitos nunca conocidos, merecedoras de castigo permanente sin juicio ni sentencia. Tampoco se avanza en esta guerra si se esconden sus verdaderas causas, si no se reconoce que el origen es el machismo estructural, bien insertado en nuestro patrón de convivencia y no una serie interminable de “hechos luctuosos” que no pasan de la categoría de coincidencia.
Contra la violencia de género se trabaja todos los días, desde la redacción del periódico o la radio , desde la consulta médica o en la fábrica. Se pelea palmo a palmo en los colegios e institutos, con profesorado motivado y formado suficientemente. Se enfrenta en la cena de Navidad, con el cuñado gracioso o la sobrina indiferente. También desde los programas electorales, en los campos de fútbol y en los conciertos . En la barra del bar, en la competición ciclista o en el casal fallero. En el mercado, la sala de espera o la excursión de la peña.
Quizás a veces resulte difícil, tras tantos años al pie del cañón, resistirse a la tentación de tirar la toalla, de comprar resignación y acallar la conciencia. Sobre todo si nuestras vidas son cómodas y están libres de violencia. Pero transigir, consentir, renunciar no es una opción que permita luego dormir bien por las noches, sobre todo los días en que hay una mujer menos y un asesino más.

Vivir en Xàtiva, morir en Gaza
A veces, no siempre, somos capaces de apartar la mirada de nuestro ombligo, que, aun siendo una ocupación legítima, nos absorbe demasiado y nos priva de la oportunidad y la obligación de apreciar que el mundo y la vida es mucho más que nosotros y nuestras circunstancias.
Al levantar la vista y ver la ciudad en la que vivimos, el balance no suele ser trágico, aunque es fácil reconocer las carencias y discordancias de nuestra vida en sociedad. Xàtiva es una ciudad civilizada, donde la seguridad ciudadana está garantizada según la información facilitada recientemente. Aunque mandan más los coches que los peatones es, atendiendo a su tamaño, una ciudad cómoda y asequible. Eso sí, con unas temperaturas totalmente inapropiadas que son señal evidente de que algo va muy mal, y no sólo en Xàtiva, que por otra parte no sabe defenderse de ellas con el suficiente empeño……Una ciudad que no acaba de hacerse responsable de su patrimonio cultural, con una red de aguas que pide urgentes mejoras a golpe de reventón, un núcleo antiguo que se desmorona…Pero vivimos bien.
Nada que ver con lo que está pasando sólo a 3000 kilómetros. Es aburrido verlo día si y otro también en los periódicos. Nos perdemos entre tanto relato histórico, tanto personaje histérico e histórico, tanta bulla. Estamos ya inmunizados frente a fotografías o vídeos de gente destrozada, que aúlla su dolor frente a unas cámaras que ya han retratado toda la miseria humana.
Pero si perdemos de vista el ombligo, aunque sea un minuto y miramos más allá de nuestra ventana que da a la calle que tan bien conocemos e imaginamos lo que se está viviendo tan cerca y a la vez tan lejos, no más que Oslo o Estocolmo, se puede ver algo que nos causará dolor y desasosiego, pero también nos hará más humanos.
En Gaza, el estado de Israel está cometiendo un genocidio. En directo y a la vista del mundo, parte del cual está empeñado en mirar hacia otro lado. No es una guerra entre militares que son los profesionales de la guerra -allá ellos-, sino contra la población civil. Contra mujeres y criaturas y hombres desarmados sometidos a un destino histórico del que no tienen ninguna culpa. Gente corriente que llevaba años luchando por sobrevivir en un entorno hostil que ha sido el caldo de cultivo para que organizaciones terroristas hagan lo que saben hacer: aterrorizar para dinamitar cualquier posibilidad de entendimiento. Que paguen ellos el precio de sus actos, pero no quienes habitan Gaza donde la vida es todo un privilegio.
Y nosotros, los que retomamos nuestras plácidas vidas tras un merecido descanso, no seamos tan indecentes como para apostar por la equidistancia, ni tan inhumanos que permitamos crecer el callo en nuestra conciencia que nos protege de la vergüenza y la rabia ante tanta crueldad.

EN LA DIRECCIÓN CORRECTA
Nos movemos todos los días, en todas las direcciones, acudiendo a nuestras obligaciones, nuestros compromisos, nuestras distracciones. Son muchas las personas que cada día, todos los días, van y vienen, entran y salen, suben y bajan. La movilidad en las ciudades es elemento imprescindible que determina la calidad de vida. Y si no que se lo digan a quien depende para cumplir en su trabajo o sus estudios, de un transporte público, viejo, incómodo o directamente inexistente. O a quien siente que transitar por su ciudad es un deporte de riesgo o una misión imposible. Quizás porque el acceso de la población escolar a sus respectivos centros no cuenta con todas las garantías de seguridad. O porque aparcar supone un viacrucis con martirio final en forma de multa o sanción.
No es un asunto menor que deba ser valorado sólo desde la inmediatez, sino también con perspectiva de futuro, evaluando las consecuencias que en materia de sostenibilidad pueden repercutir en un conflicto tan preocupante y de tan mal pronóstico como el que mantiene el ser humano con el planeta que habita y que parece empeñado en destruir. Una política de movilidad coherente también es garantía de futuro, de sostenibilidad, de cuidado medioambiental. Potenciar el transporte público para eliminar vehículos contaminantes contribuye a la lucha contra el cambio climático. Una amenaza cuya realidad se impone cada día a pesar de la irresponsable ceguera de algunos.
Xàtiva contó en el pasado reciente, pero no inmediato, con una Regidoría de movilidad que hizo los deberes, por lo menos en parte. Que cogió el toro por los cuernos e intentó dar una solución integral a los problemas detectados en la ciudad, evidentes para cualquier peatón o conductor. La escasez de transporte público intraurbano, la predominancia absoluta de los vehículos sobre los peatones, la organización o mejor desorganización caótica del tráfico, la total falta de respeto a las zonas que necesitan urgente protección ante una circulación invasiva e irracional… En materia de accesibilidad la lista era interminable: los pavimentos peligrosos, las aceras imposibles, los accesos inviables a determinados servicios públicos…No se consiguieron éxitos totales como suele pasar cuando la solución exige no sólo fuertes inversiones en infraestructuras sino también un cambio en la mentalidad ciudadana, modificando hábitos y costumbres que exigen coger el coche de forma habitual en una ciudad que se recorre de punta a punta en no más de media hora. Pero se elaboró una hoja de ruta convincente y cuidadosa, abierta a la participación ciudadana, en forma de Plan de Movilidad Urbana sostenible, que, sin embargo, duerme un sueño inducido por esos sesgos mezquinos y ruines de la política cuando no está al servicio de la ciudadanía.
En cualquier caso, en el actual gobierno municipal parece haber otra disposición, manifestada en hechos puntuales como la apertura de la Alameda al paseante en festivos o la organización de la reciente Semana de la movilidad con una programación ajustada pero digna.
Hay muchas coincidencias en los programas de las formaciones políticas que dirigen la ciudad. El fomento del uso de la bicicleta, la mejora de las aceras, la ampliación del servicio de bus urbano o la pacificación del tránsito en determinados barrios o en los accesos a colegios o centros de salud son medidas compartidas en ambos programas electorales.
Todas ellas deberían ser la garantía de que, esta vez sí, quienes van en la misma barca – juntos, pero no revueltos- sean capaces de remar en la misma dirección para demostrar que la política, desde la coherencia y la honestidad, es herramienta de resolución de problemas a corto y medio plazo y garantía de futuro.
Resumen exprés del verano 2023
El verano ha sido sabrosón. Empezó con aquellas elecciones de infarto que ya parecen lejanas, pero cuyas consecuencias todavía estamos digiriendo con la aparición en escena de personajes y personajillos bastante predecibles en sus acciones y omisiones. Ha acabado con la sensacional victoria de las deportistas españolas en el Mundial Femenino de Fútbol que no solo ganaron el partido sino que también se han enfrentado a un Presidente de la Federación que demostró públicamente quien era, sin filtros ni disimulos, generando un rechazo social que lo pondrá en su sitio.
En el contexto más cercano de nuestra ciudad, también hay temas que, casi en los mismos términos, se repiten verano tras verano .
Por las altas temperaturas, Xàtiva ha sido calificada de horno, brasa, infierno y otras lindezas, aunque todo sea insuficiente para convencer a los negacionistas del cambio climático desde la burda ignorancia o desde el interés ilegítimo. Tampoco son adjetivos que hagan demasiado atrayente la visita a la ciudad, aunque a pesar de eso vinieron muchos turistas. Nunca los suficientes pero siempre los necesarios. Interesante la reflexión sobre el tema recientemente publicada por @PuriMascarell.
En relación a la Fira, ninguna novedad, a pesar de ser una Fira “postelectoral”, que siempre parece un poco improvisada. Ha sido la de costumbre, más allá de la deserción del “Hombre del Bigote” y de la baja causada por 23 paradas, compensadas por una gigantesca noria y un montón de papeleras nuevas. Pero cayeron 82 fartons en el glorioso y elegante concurso de comedores de ídem y las autoridades políticas en su visita habitual hicieron jugosos anuncios que se cumplirán, o no.
El nuevo Ayuntamiento en verano, ha mantenido la usual costumbre de dar difusión a las contrataciones realizadas al amparo de los diferentes programas y subvenciones. Lo hace con esa repetida foto que chirría bastante, en la que varios concejales de la corporación, desde la superior altura que les proporciona el escenario municipal, “dan la bienvenida” a las nuevas personas contratadas que las observan desde abajo, sentadas en las gradas. No hay sonido pero la escenografía resulta un poco rancia.
Con todo, durante estos meses estivales ha habido períodos “aburridos” donde han ocupado espacio las consabidas noticias sobre perros que se escapan o muerden o ambas cosas a la vez. También emocionantes relatos de jabalíes destrozones que arrasan campos y jardines. Y se han mantenido las incidencias habituales en materia de ramas que caen y reventones de agua, temas recurrentes a pesar de críticas y denuncias.
Ha habido personajes con nombre propio que merecen ser recordados. Empezando por Luz Casal, cuyo concierto pasará a la historia porque quienes asistieron pertenecen a un selecto grupo de gente con mucha, muchísima suerte. Pasando por Judith Tortosa, campeona mundial de atletismo adaptado. Y sin olvidar a Cáliz Vila, mujer hecha de pasión y reivindicación que se fue este verano de la ciudad que tanto quería.
Se han producido buenas noticias como el aumento de tres a cinco especialistas en el Servicio de Neurología del Hospital LLuis Alcanyiz, aunque siguen siendo insuficientes para atender a cerca de 200.000 personas. Y se han podido vivir experiencias demoledoras, como pasar la ITV en Xàtiva tras más de cinco de horas de espera a pleno sol. Por desgracia, se han puesto de moda actividades claramente delictivas e insolidarias como defecar en las piscinas públicas provocando su cierre cuando más falta hacían o visitar cementerios con oscuras y sacrílegas intenciones.
Pero lo peor, sinceramente, es el asesinato durante estos dos meses, de 15 mujeres por sus parejas o exparejas, la más reciente en Alzira. De eso, nunca se habla lo suficiente.

10 EUROS Y RECORTES DE REVISTAS
Ha sido noticia recientemente la condena definitiva a tres años y medio de una pareja que aunque residente en otra población obligaba a una mujer a lo que denominan prostitución coactiva, actividad que realizaba en un polígono industrial de Xàtiva.
La trajeron con engaños desde su país, le arrebataron cualquier posesión material y le privaron de cualquier contacto con persona humana exceptuando por supuesto, a sus clientes. Y de estos debía de haber muchos dada la extensa jornada de “trabajo” impuesta a su “empleada” a la que durante dos años depositaban a las 10 de cada mañana en mitad de la huerta, para que durante 9 horas atendiera el negocio y consiguiera pingues beneficios. De hecho la pareja de proxenetas, que no tienen ocupación conocida, han manejado considerables cantidades de dinero e incluso han comprado, al parecer, una casa en su país de origen.
Todo ello gracias a esa mujer, que no merece otro nombre que víctima y también, por supuesto, a los clientes. Es este un eufemismo amable para denominar a los hombres, de todas las edades, de todas las clases sociales, de profesiones y ocupaciones diversas, que acudían en número considerable (uno de cada cuatro hombres en este país utiliza de forma habitual estos servicios).Eufemismo hipócrita porque se ha de ser muy poco hombre para pagar por tener relaciones sexuales con alguien que evidentemente lo hace de manera forzada, obligada por la violencia, el afán de subsistencia y la completa soledad. Inmoralidad llevada al sumum, porque se ha de tener bien encallecida la conciencia, para mirar las caras de las mujeres que se estiman y no entender el dolor y humillación que causan a la que pagan en el polígono.
Si no hubiera demanda, no habría oferta, dicen las abolicionistas. Y tienen toda la razón del mundo porque si no hubiera quien comprara cuerpos ajenos como quien compra carne animal, nadie se vería en el dilema de venderlos como forma de supervivencia, ni nadie podría enriquecerse mediante la explotación ajena. Son los usuarios del servicio quienes deberían estar en el foco de la condena pública y ser objeto de sanción disuasoria, porque son ellos los que dan origen al pingüe negocio, que no es el oficio más viejo del mundo, sino la forma de explotación más antigüa que se conoce.
En Xàtiva no hay datos, y solo una negación absoluta y discutible sobre la existencia de este mercado infrahumano que en Valencia implica la existencia de 164 clubs y más de 17.000 pisos. No hay datos, pero noticias como esta salpican de vez en cuando los titulares de la actualidad local, lo que induce a pensar que quizás es un tema pringoso y desagradable que algunos piensan que es mejor no mirar de frente. Otras localidades como Albal, sí lo hacen aprobando una ordenanza que multa a los puteros por demandar sexo pagado en el término municipal. Si lo hacen, será porque quieren y porque pueden, es la conclusión lógica, siendo un ejemplo a imitar.
Y no es medida en absoluta desacertada si se quiere poner palos en la rueda del Cadillac en el que pasean los “empresarios” del sector. Para que su negocio muera de inanición, hay que desalentar a los usuarios por la vía de la pedagogía y también por la vía de la sanción, efectiva y contundente. Todo ello acompañado es evidente, de las medidas necesarias para que ellas, las que venden lo único que tienen que son sus cuerpos, abandonen las celdas solitarias en las que las obligan a vivir, teniendo como únicas posesiones materiales algunos recortes de fotografías de animales y 10 euros.
