Categoría: violencia

PELICOT

Le han metido 20 años que es la pena máxima en Francia al exmarido violador de Gisele Pelicot, monumento vivo al machismo y la misoginia, que cuando habla parece ser de otro planeta, aunque haya ecos de su discurso en gente con la que nos cruzamos todos los días.

Lloró cuando conoció la sentencia, pero no se inmutó cuando relataban los abusos y vejaciones que sufrió la mujer con la que compartía cama y mantel. Pretendió extender la culpa al resto de hombres a los que facilitó el delito, obviando que su papel como inductor fue esencial .Quizás pretendía ser uno más de ese penoso grupo y difuminar así su responsabilidad, pero no le ha salido bien.

Todos los demás acusados han sido declarados culpables pero sus penas son bastante más suaves. En algunos casos solo con 3 años de prisión saldan su deuda con la sociedad y las mujeres. Los llaman “Señor cualquiera” porque son de todas las edades, profesiones y clases sociales. Y se han preocupado mucho de ocultar sus caras durante el juicio, de protestar si sus nombres se hacían públicos, defendiéndose con argumentaciones increíbles que alegan que el consentimiento del marido, amo y señor de aquella mujer drogada e indefensa, daba vía libre a la violación.

La que ha dado la cara con una valentía inigualable ha sido Gisele que ha batallado no solo para que se reconociera sin asomo de duda la culpabilidad de todos los acusados, sino por sobrellevar su condición de víctima con enorme coraje para lograr que la vergüenza no le arrebatará su identidad y le restara fuerza para reclamar justicia.

Ellos, a la cárcel. Ella a intentar recuperar su fe en la Humanidad. Y todas las mujeres deberían mantener viva en la memoria a quien ni calló, ni se escondió consiguiendo así que la vergüenza invadiera el bando de los culpables, los agresores, los machistas.

Las cosas por su nombre

Diciembre del 2022 fue un mes malísimo porque mataron a 11 mujeres. En un solo mes.  Entre ellas, a  María de 67 años, enferma de esclerosis múltiple y Alzheimer que cayó al suelo donde estuvo 5 días agonizando sin que su marido  le prestara ningún tipo de ayuda ni avisara a nadie. Lo había denunciado pero de nada sirvió.

En enero se llevaron por delante a otras 7 mujeres  Y da mucha pena la muerte de India,  criatura de 8 años a la que mataron a puñaladas junto a su madre, Paloma.

En febrero, a  Elia de 17 años, sevillana,  con toda la vida por delante la mató su pareja con un arma de fuego. Tenía toda la vida por delante. En marzo le tocó  a Anna Marie de 63 años , jubilada británica que vivía en Orihuela.

En abril , el marido de Encarnación de 81 años la estranguló. Y llegó mayo con 5 asesinatos ,entre ellos el de Maialen, una alavesa de 32 años embarazada de 14 semanas. Llevaba gemelos que no llegaron a nacer.

En junio el marido de Francy la tiró por la ventana por lo que  murió 2 días después. Llegaba julio un mes terrible en el que arrebataron la vida a 8 mujeres en solo 30 días. Especialmente terrible el asesinato  de Salwa , de nacionalidad siria, a la que degolló su pareja tras lo cual se tiró al rio Ebro con sus dos hijas para acabar también con sus vidas, aunque ambas pudieron ser rescatadas. El asesino también.

Agosto repite la tendencia. Ya se sabe, el verano, la convivencia…nada nuevo para las estadísticas que se repiten año tras año. Fueron 8 los asesinatos  siendo especialmente terrible el de  Zhour en Almería asesinada con un cuchillo de cocina delante de sus tres hijos.

Claro que septiembre se lleva la palma. Hay que enterrar a 10 mujeres. Asesinan a Nicola que era enfermera, a Laura dependienta.  En Octubre matan a Paqui y en Noviembre,  Mateo, de tan solo  7 años,  con el que se arroja su padre, que no merecería tal nombre, desde un acantilado en Navarra  con el único y objetivo de causar  el máximo dolor a su madre.

De las 63 mujeres que ya no celebrarán estas Navidades, dos no habían cumplido los 20 años pero  cinco tenían más de 80. Treinta y nueve eran españolas y 23 habían nacido en otros países. Tenían muy diferentes ocupaciones y profesiones, camareras, limpiadoras, abogadas, comerciales, amas de casa….De todas ellas , 44 vivían con sus asesinos y solo 18 habían iniciado el tramite de separación o divorcio. Treinta tenían hijos que se criarán sin madre y tres murieron embarazadas junto a sus hijos no nacidos.  Imposible olvidar a India y Mateo, 8 años, que no volverán a su escuela.

Tantas mujeres, tan distintas, tan diversas tienen un solo nexo común: todas son mujeres y esa condición es la que causa sus muertes. Las asesinan porque son mujeres y eso las convierte  para algunos hombres en seres sin derechos, susceptibles de ser sometidas y humilladas, maltratadas y privadas del derecho más básico que es el derecho a la vida.

Negarlo, difuminar su realidad integrándola en la condena genérica y absolutamente compartida de todas las violencias que existen y existirán , es trasladar a quienes viven en el miedo permanente, aisladas y vulnerables,  que solo son ellas las responsables de su destino.

Reconocer e identificar correctamente el origen de la violencia machista  es la garantía para la protección y recuperación de las mujeres porque solo así se garantizan  recursos y especialistas No hacerlo,   sería lo más indecente que una sociedad que se cree civilizada podría hacer.

El 25 de Noviembre, Día Internacional contra la violencia de género, hay que exigir que se llame a las cosas por su nombre. Porque las palabras también matan.

Datos extraídos de www.feminicidio.net, Delegación Gobierno, Informe CGPJ

La cita de todos los días 25

Falta un mes para el 25 de Noviembre, que es el día Internacional contra la violencia de género, lo que dará lugar a muchos  actos e iniciativas en casi todas las ciudades . Amplias programaciones, actos simbólicos, manifiestos, datos… bien está que la mirada social se concentre por lo menos un día al año en esto que algunos llaman fenómeno como si fuera un ciclón, lacra como si fuera la peste , o tragedia porque lo es , y una de las más dolorosas para los seres humanos.

Pero más allá del 25N , en Xàtiva, los días 25 de los restantes once meses del año, desde el Consell de les Dones viene promoviéndose desde hace mucho, una concentración ante al Ayuntamiento organizada rotativamente por las entidades que lo integran . Desde el mundo fallero, hasta la Asociación de Amas de Casa Tiryus pasando por el Consell de la Joventut y CCOO, todas se hacen responsables de esa concentración una vez al año. También lo vienen haciendo todos los partidos políticos presentes en este órgano de participación, socialistas , populares y Xativa Unida junto a Vox que debutará este año. Lo hacen como consecuencia lógica de su compromiso en la lucha contra la violencia machista, que es una guerra cruenta que no tiene color político sino sobre todo humanidad y sentido de la justicia. Lo hacen porque son consecuentes en su rechazo frontal a los asesinatos de las mujeres que mueren por serlo. Lo hacen porque no quieren ser cómplices de los verdugos de las mujeres.

Tanto tesón , que para algunos es cabezonería porque no entienden la coherencia, tantos años  de concentraciones más o menos masivas ante el Ayuntamiento,  parece que han conseguido calar en la encallecida conciencia colectiva.

Así lo demuestra el hecho, que hay que agradecer sinceramente ,de que tanto este 25 de Octubre , como el próximo 25 de Noviembre, los partidos gobernantes, PSPV y Xàtiva Unida, hayan evitado contraprogramar a las concentraciones previstas, modificando incluso el horario de actividades municipales.

Con todo, hay que resaltar que la lucha contra la violencia machista no se desarrolla un día de cada treinta. No se gana así la batalla a los agresores, a los delincuentes disfrazados de hombres corrientes que tratan a las mujeres como seres culpables de delitos nunca conocidos, merecedoras de castigo permanente sin juicio ni sentencia. Tampoco se avanza en esta guerra si se esconden sus verdaderas causas, si no se reconoce que el origen es el machismo estructural, bien insertado en nuestro patrón de convivencia y no una serie interminable de “hechos luctuosos” que no pasan de la categoría de coincidencia. 

Contra la violencia de género se trabaja todos los días, desde la redacción del periódico o la radio , desde la  consulta  médica o en la fábrica. Se pelea palmo a palmo en los colegios e institutos, con profesorado motivado y formado suficientemente. Se enfrenta en la cena de Navidad, con el cuñado gracioso o la sobrina indiferente. También desde los programas electorales, en los campos de fútbol  y en los conciertos . En la barra del bar, en la competición ciclista o en el casal fallero. En el mercado, la sala de espera o la excursión de la peña.

Quizás a veces resulte difícil, tras tantos años al pie del cañón, resistirse a la tentación de tirar la toalla, de comprar resignación y acallar la conciencia. Sobre todo si nuestras vidas son cómodas y están libres de violencia. Pero transigir, consentir, renunciar no es una opción que permita luego dormir bien por las noches, sobre todo los días en que hay una mujer menos y un asesino más.

10 EUROS Y RECORTES DE REVISTAS

Ha sido noticia recientemente la condena definitiva a tres años y medio de una pareja que aunque residente en otra población obligaba a una mujer a lo que denominan prostitución coactiva, actividad  que realizaba en un polígono industrial de Xàtiva.

La trajeron con engaños desde su país, le arrebataron cualquier posesión material y le privaron de cualquier contacto con persona humana  exceptuando por supuesto, a sus clientes. Y de estos debía de haber muchos dada la extensa jornada de “trabajo” impuesta a su “empleada” a la que durante dos años depositaban a las 10 de cada mañana en mitad de la huerta, para que durante 9 horas atendiera el negocio y consiguiera pingues beneficios. De hecho la pareja de proxenetas, que no tienen ocupación conocida,  han manejado considerables cantidades de dinero e incluso han comprado, al parecer, una casa en su país de origen.

Todo ello gracias a esa mujer, que no merece otro nombre que víctima y también, por supuesto, a los clientes. Es este un eufemismo amable  para denominar a los hombres, de todas las edades, de todas las clases sociales, de profesiones y ocupaciones diversas, que acudían en número considerable (uno de cada cuatro hombres en este país utiliza de forma habitual estos servicios).Eufemismo hipócrita porque se ha de ser muy poco hombre para pagar por tener relaciones sexuales con alguien que evidentemente lo hace de manera forzada, obligada por la violencia, el afán de subsistencia y la completa soledad.  Inmoralidad llevada al sumum, porque se ha de tener bien encallecida la conciencia,  para mirar las caras de  las  mujeres que se estiman y no entender el dolor y humillación que causan a la que pagan en el polígono.

Si no hubiera demanda, no habría oferta, dicen las abolicionistas. Y tienen toda la razón del mundo porque si no hubiera quien comprara cuerpos ajenos como quien compra carne animal, nadie se vería en el dilema de venderlos como forma de supervivencia, ni nadie podría enriquecerse mediante la explotación ajena. Son los usuarios del servicio quienes deberían estar en el foco de la condena pública y ser objeto de sanción disuasoria, porque son ellos los que dan origen al pingüe negocio, que no es el oficio más viejo del mundo,  sino la forma de explotación más antigüa que se conoce.

En Xàtiva no hay datos, y solo una negación absoluta y discutible sobre la existencia de este mercado infrahumano que en Valencia implica la existencia de 164 clubs y más de 17.000 pisos. No hay datos, pero noticias como esta salpican de vez en cuando los titulares de la actualidad local, lo que induce a pensar que quizás es un tema pringoso y desagradable que algunos piensan que es  mejor no mirar de frente. Otras localidades como Albal, sí lo hacen aprobando una ordenanza que multa a los puteros por demandar sexo pagado en el término municipal. Si lo hacen, será porque quieren y porque pueden, es la conclusión lógica, siendo un ejemplo a imitar.

Y no es medida en absoluta desacertada si se quiere poner palos en la rueda del Cadillac en el  que pasean los “empresarios” del sector. Para que su negocio muera de inanición, hay que desalentar a los usuarios por la vía de la pedagogía y también por la vía de la sanción, efectiva y contundente. Todo ello acompañado es evidente, de las medidas necesarias  para que ellas, las que venden lo único que tienen que son sus cuerpos, abandonen las celdas solitarias en las que las obligan a vivir, teniendo como únicas posesiones materiales algunos recortes de fotografías de animales y 10 euros.

APOSTANDO POR LA VIDA

Hay que tener el corazón de piedra y la mente en blanco para asumir  que más de medio centenar de mujeres perderán la vida en el próximo año sólo por ser mujeres o que la mitad de las mujeres con las que convives y a las que estimas, sufrirán en algún grado la violencia machista. Es lo que va a pasar, según advierten predicciones basadas en datos objetivos, mucho más precisas que las de Nostradamus.

Hay que carecer de alma para resignarse ante las agresiones sexuales que se producen en este país cada cuatro horas. O para sentirse indiferente ante el acoso sexual en el trabajo, que no es más que la manifestación de la violencia machista en horario laboral. Es lógico descomponerse frente a la inocencia de las criaturas, ante la posibilidad de que algunas acaben convirtiéndose en víctimas y otros en verdugos.

Todo ello encardinado en un entramado cultural que alienta la sumisión de las mujeres y la soberbia de los hombres, convirtiendo en normalidad lo que no es más que una terrible y sangrante injusticia.   

La proliferación de casos,  la saturación emocional, la asfixiante impotencia  consiguen incorporar cada vez a más gente al pelotón de los duros de corazón , de  los cortos de vista y sordos al sufrimiento que no quieren comprometer su existencia con causas que consideran o bien imaginarias o bien perdidas.

Hay demasiadas excusas para la inacción, para ponerse de perfil y no leer la noticia que avanza el titular, para huir de otro  relato patético y preocupante de sangre y miseria. Influye también la decepción ante la incoherencia de quienes preparan el discurso adecuado en la circunstancia apropiada pero no consiguen esconder el infame postureo que sustenta su actitud. Se suman además los discursos que niegan lo evidente y rematan a las víctimas, quitándoles credibilidad y la oportunidad de ser recordadas como inocentes que perdieron injustamente la vida. Se añade el cansancio legítimo y explicable de quien lleva años invirtiendo inteligencia, tiempo y energía, en esa guerra sin tregua contra una violencia desatada, irracional y eminentemente cruel. Ahí se va acumulando la desesperanza que carcome y debilita ante un combate permanente en el que todo el mundo pierde.

Pero con todo y a pesar de todo, llega el 25 de noviembre, Día internacional contra la violencia machista, y se vuelven a llenar las calles y se percibe la fuerza de una ciudadanía que quiere vivir en la paz y en el respeto. Sería injusto negar la existencia en esta ciudad y en otras muchas, de personas que no se acomodan a vivir en una sociedad, podrida en su indiferencia, que no han perdido su capacidad de rabia e indignación ante los discursos que niegan la evidencia más desgraciada, desde la mentira y la manipulación.  

Todas ellas saben que es la desigualdad es la que alimenta al monstruo de la violencia. Que son esas grandes diferencias en la situación de unos y otras, la inexistencia de un reparto equitativo de la riqueza, del empleo (aunque del bueno no hay casi para nadie), el sometimiento de las mujeres, que a las buenas o a las malas, deben aprender y ejercer sus ancestrales, imprescindibles y jamás reconocidas tareas de cuidado, las que sustentan el edificio donde la violencia sobre las mujeres es útil y admisible.

 Ese edificio lo vamos a destruir.  Ojala más pronto que tarde, a base de  constancia sin treguas ni rendiciones, de contundencia en las acciones y de total beligerancia con las actitudes falsas e hipócritas. Siempre que permanezcamos unidas, apostando por la vida y un futuro feliz para todas las mujeres.

VIOLACIONES EN SERIE

No una, ni dos, sino tres violaciones múltiples se han producido en la Comunidad Valenciana en los cuatro últimos meses. Tres episodios diferentes en comarcas diferentes, en los que la víctima es una menor y los agresores un grupo de hasta veinte hombres, entre ellos menores, que utilizando drogas y violencia someten a abusos sexuales a tres niñas menores de 16 años.

Es un recopilatorio ingrato, del que preferiríamos no ser informados. Una realidad antipática que a nadie nos gusta tener que afrontar, porque es la exhibición más impúdica de lo peor del ser humano, con el añadido de que la juventud de algunos de los agresores no presagia nada bueno sobre el modelo de relaciones en las nuevas generaciones.

Pero hace falta mirar al diablo de cara y desafiarlo abiertamente porque si no lo hacemos, corremos el riesgo de que, mientras miramos a otra parte, se instale en la sociedad una resignación que es letal para las mujeres porque las condena a vivir en el miedo y la culpa.

Pongámosles nombres a las criaturas. No permitamos que sean solo unas iniciales, una estadística, una mención anónima e imaginemos que se llaman, por ejemplo, Desiré, Carmen y Victoria. Tres chavalinas menores de 16 años, alguna con 14 recién cumplidos, que como es propio de la edad, son atrevidas y confiadas y se creen invulnerables aunque, en realidad, necesitan todavía un recorrido vital más o menos extenso para captar las claves, los valores y cualidades que permiten crecer, disfrutar y convivir en paz.

 Pero a su edad es legítimo ser un poco locas, querer disfrutar a tope de la vida, hacer los descubrimientos por sí mismas. A su edad es de esperar que les guste la fiesta más que los helados, vestir como quieran, tomar sus propias decisiones y vivir  todas las experiencias. Todo ello acompañado casi siempre de altas cuotas de responsabilidad que las convierte en chicas estudiosas y cumplidoras, llenas de amor propio y ganas de demostrar al mundo lo mucho que valen.

Pero, a veces, se les atribuye una responsabilidad que no tienen en la terrible experiencia vivida, quizás desde la irreflexión y la visceralidad. No tenía que haber ido a la fiesta, no tenía que haberse vestido así, no debería haberse dejado acompañar por gente que no conocía, no debería haber bebido, o fumado, o….

Y aunque sea cierto que la prudencia es una cualidad que nos mantiene seguros, también lo es que se adquiere con la edad y la experiencia. Y lo que es una verdad absoluta es que el delito siempre es responsabilidad de quien lo comete, nunca de la víctima. Y que ser chica y querer vivir la vida con pasión y libertad no puede convertir a las mujeres en piezas de trofeo de depredadores sexuales ante la resignación colectiva.

Todos conocemos a muchas Desiré, Carmen o Victoria. Pueden ser nuestras hijas, nietas o sobrinas. Y sus decisiones, acertadas o no, sus elecciones y equivocaciones, como las de cualquiera no pueden disculpar, ni justificar la acción criminal de otros. Otros, a los que también se podría poner nombre, que se forman en la violencia y creen que ser hombre es ser macho y que las mujeres son solo ganado, carne fresca, a la que someter y de la que aprovecharse. Un mensaje reiterado que machacan desde la pornografía, a la que tantos chavales son adictos o desde los referentes sociales que presumen de virilidades violentas. Ellos son el resultado vergonzoso y amenazador de un sistema que los convierte en verdugos, al que hay que dinamitar como sea antes de que trunque más vidas.

VIOLACIÓN EN DIRECTO

Gran Hermano es un concurso que empezó a emitirse en el año 2000 así que está a punto de cumplir 20 años.  Seguramente no haga falta explicar su contenido y funcionamiento, porque raro será  quien en uno u otro momento no haya pasado un rato, sobre todo al principio, viéndolo en la caja llamada tonta, pero muy poderosa. Y puede ser que quedara fascinado ante un programa  que encerraba a personas como quien encierra osos polares y mostraba en público sus vergüenzas y desvergüenzas, desnudos en sentido literal y figurado ante una clientela que al final no creía tener ante sí seres humanos, sino sólo personajes actuantes con papeles más o menos significados.

gran-hermano-15-verano-2014-defaultFue  el primer programa de telerrealidad que se veía en este país y  supuso toda una novedad audiovisual que generó verdadera expectación. Ver a personas más o menos normales, aunque eso sí, con un alto grado de exhibicionismo,  encerradas sin posibilidad de escape y mostrando su más íntima cotidianidad ante miles de televidentes, tenía ciertamente un atractivo morboso que enganchó a mucho personal.

De hecho, el programa ha sido líder de audiencias en casi todas sus ediciones con unas cuotas de pantalla por las que algunos y algunas matarían .

La cosa tuvo que ir complicándose para mantener ese impacto y así e fueron incorporando cada vez personajes y situaciones más descarnadas, conflictivas, introduciendo de forma desaforada sentimientos y emociones en un guión libre, pero muy dinámico que impedía a muchos volver a la lectura de un buen libro, lo que hubiera sido mucho más beneficioso para este país.

El programa  lleva ya 18 ediciones así que el efecto novedad se ha evaporado. Para mantener la emoción,  por su famosa casa de Guadalix han pasado una caterva de personajes,  cada vez más increíbles y empeñados en armar la más gorda posible para  lograr que su minuto de fama se convirtiera en una eternidad en la que poder vivir cómodamente. Para lograrlo, algunos de ellos han sido  capaces de dejar boquiabiertos al personal que se hacía cruces ante determinadas actitudes, miserias, poses y conductas.

Esa ascensión a los infiernos del ser humano, ha expulsado afortunadamente a mucha gente que dejó hace años de seguir un programa que  no tenía nada de telerrealidad y todo de telebasura. Aunque sus audiencias, imposible negarlo, han seguido siendo millonarias.

Pero era un juego peligroso para propios y ajenos y al final parece que se han traspasado ciertos límites por los que deberán pagar una factura que tal vez, ojala, les arruine.

En 2017 una concursante fue violada en directo mientras estaba inconsciente sin que nadie del programa hiciera ningún intento por evitarlo. Más aún, al día siguiente le mostraron imágenes de lo sucedido recomendándole que guardara silencio.

Al parecer  los productores del programa  que vieron lo que estaba sucediendo  sólo pensaron en los beneficios que les podía reportar el descomunal escándalo que se podía armar. Quizás creyeron que era una actuación digna de Oscar aunque la protagonista no estuviera en condiciones de representar ningún guión.

Lo positivo del caso, si es que hay algo que positivar es que muchísimas de las marcas anunciantes han anulado sus patrocinios. Empresas tan potentes como Nescafé, Movistar, Telepizza o BBVA se han borrado porque intuyen, a perspicacia no les gana nadie, que no es bueno para sus empresas verse vinculadas a realidades tan sórdidas y merecedoras de absoluto rechazo social.

Pero lo enormemente negativo, lo que hace desear bajarse de este planeta habitado por una Humanidad bastante loca es que las cuotas de pantalla del desgraciado reality se mantienen e incluso crecen. La productora pidió disculpas dos años después de la violación y considera que aunque el caso está pendiente de juicio, a sus efectos ya está cerrado y la función debe continuar.

No deberían. No deberíamos consentir que se tratara con ningún tipo d tolerancia ni laxitud todas aquellas actitudes que conllevan cierta comprensión, algo de indiferencia  e incluso simpatía con la violencia sexual. Porque de esos barros, estos lodos que nos asquean a todos cuando pensamos en Diana Quer o Laura Luelmo o tantas otras chicas, mujeres que un día se levantaron para no volver a ver amanecer.

 

 

ANIVERSARIO INFELIZ

Ayer se cumplieron tres meses de un suceso que como dice la prensa sensacionalista, conmovió a toda  la ciudad, provocando una enorme impresión y poniendo a Xàtiva en el mapa de la actualidad. Fue por una causa  que no produce ninguna satisfacción ni es motivo de orgullo. Por un hecho demasiado habitual, que de ninguna manera puede ser normalizado, porque cada vez que se repite debería ser la última.

aniversarioFue el 11 de Junio cuando asesinaron a una vecina de Xàtiva, Isabel Elena Raducanu. Todos los demás detalles que se dieron en su momento por algunos medios -no todos- rozaron el mal gusto y el sensacionalismo más mezquino pero sobre todo no tuvieron  ninguna utilidad para hacer comprender la crueldad que esa muerte suponía y las causas reales que la provocaban. Algunos de los titulares que se emplearon para contar lo sucedido a la opinión pública, es mejor olvidarlos porque fueron vergonzosos, apelando a los más bajos instintos del personal y convirtiendo lo que era otro asesinato machista en una especie de espectáculo gore, en el que se jugaba con las hipótesis como quien participa en un espacio de ciencia ficción.

A quien  no se puede olvidar es a Isabel Elena Raducanu. Quien no merece carpetazo es ella, la víctima,  como las otras 6 mujeres asesinadas en lo que va de año en el País Valenciano junto con las otras 34 en el resto del Estado.  Cuarenta en total. Sin olvidar a los tres menores. Sinceramente, no les parecen demasiadas?

Todavía no es 25 de Noviembre que es la fecha en la que, según dicta el calendario, este país tomará cartas en el asunto. Pero este mes de Septiembre es un mes malo para estas estadísticas,  que son todo menos cifras. Sucede que tras la convivencia forzada de un verano que no tiene nada de feliz, Septiembre suele ser mes de decisiones trascendentales que pasan por hacer la maleta y empezar una nueva vida. Y ya se sabe que ese momento, el de la huida, es especialmente motivador para que el maltratador saque  al verdugo que lleva dentro.

Lo cierto es que aumenta el número de denuncias, más de 150.000  al año con el mismo ínfimo porcentaje de denuncias falsas para fastidio de algunos,  y que en los bares y en las fábricas ya no se presume de haberle puesto la mano encima a la parienta. Está mal visto y ningún machote ganará puntos como sucedía antaño.  .

Pero los Gobiernos, siguen sin hacer los deberes correspondientes. Se constata que la gente joven reproduce modelos letales de relación, que los estereotipos siguen imponiendo patrones desiguales, que el sexo se aprende con el porno y no hay una acción de gobierno, a todos los niveles, desde el Congreso al último Ayuntamiento , que de forma coherente impulse ese cambio cultural y estructural necesario que transformará mentalidades y dotará de los recursos necesarios.

Cuando mataron a Isabel, un asesinato todavía sin culpable pero que sin duda seguirá siendo investigado con absoluta dedicación por los responsables de hacerlo,  el alcalde de Xàtiva Roger Cerdá manifestó en el minuto de silencio convocado ante el Ayuntamiento que “la nuestra es una ciudad tranquila, llena de mujeres que merecen la garantía de seguir adelante con un proyecto de vida en igualdad y plenitud, en ejercicio  de sus derechos”

Tiene toda la razón, las mujeres merecen todas las garantías, todas ellas sin excepción, para vivir en libertad y con seguridad. Un deseo que solo será realidad con el trabajo conjunto de las instituciones y la sociedad para erradicar la desigualdad y la violencia. Hay que ponerse a ello sin perder tiempo.

PELIGRO : LÍNEA ROJA

Avanzamos, claro que avanzamos. Quizás a pasitos cortos, con esa danza cansina que nos hace dar dos pasos adelante y uno atrás, pero vamos superando prejuicios  y miserias que muestran nuestra peor cara, mientras que se fomentan valores  que nos hacen más dignos de ocupar ese puesto principal en la escala de seres vivos, que muchas veces no hacemos nada por merecer. Y es que hay conductas concernientes a los seres humanos, que los animales nunca protagonizarían.

Véase por ejemplo, el tema de la prostitución. Una realidad social que algunos califican como la profesión más antigua, dándole por ello un mérito que no posee en absoluto y un carácter inevitable completamente erróneo. Por lo menos para quienes piensan que la venta del propio cuerpo para subsistir es algo que  entra en completa colisión con cualquier defensa de la libertad y la dignidad de las mujeres. Para quienes están convencidos de que no es un fenómeno social tolerable sino una estructura diseñada por y para los hombres que convierte a las mujeres en mercancía y producto para el consumo masculino.

Antaño, la prostitución era algo así como una ocupación no demasiado visible pero plenamente normalizada, que aparecía como recurso de subsistencia para las mujeres y como privilegio indiscutible de los hombres. Por eso se anunciaba en los periódicos y había locales, disfrazados con muy diferentes nomenclaturas, que daban albergue a las mujeres y a su clientela. Había que ponerlo fácil,  porque desde los rígidos,  y  enormemente hipócritas,  principios morales de una gran parte de la sociedad,  no era permisible  dar la bendición a una actividad tan “carnal”. Pero  había un acuerdo tácito y comprensivo  sobre la conveniencia de dar una respuesta cómoda y permisiva a las necesidades masculinas. ABOLICIÓN2

Tiempos nuevos llegaron en los que la sociedad y sobre todo las mujeres, asumieron que el cuerpo de las mujeres no se podía comprar, ni por tanto, vender,  que no era compatible la defensa de los derechos humanos con la permisividad hacia una forma explícita de manifestación de la desigualdad y por tanto de la violencia machista,  que no se podía blanquear una actividad que fomentaba la existencia de mafias violentas para conseguir  enormes beneficios con la explotación sexual y la trata de mujeres.

Y por eso ahora, ese oficio que no es tal,  cuenta cada vez con menos apoyos institucionales y menor tolerancia social. Esa fue la causa de la supresión de esos anuncios, tan escuetos como provocadores, donde se publicitaban servicios que provocaban sonrojo y repulsión. Y no precisamente desde la moralina o el puritanismo, ampliamente superadas a estas alturas.  Así, en 2017 El País y otros periódicos después, suprimieron dicha sección, sin que, a día de hoy se hayan producido consecuencia irreversibles, más allá de que algún señor lo  tenga más difícil para buscar entretenimiento y muchas mujeres no hayan de avergonzarse ni indignarse viendo aquellos anuncios tan humillantes como  patéticos.

Por eso, los llamados “puticlubs”, que antaño proliferaban en las entradas de las pueblos y ciudades, son obligatoriamente discretos, ya que cuentan con escaso cariño por parte de la ciudadanía que los ve como lo que son: espacios de explotación donde se compra sexo y se venden mujeres, actividades completamente ajenas a una sociedad que lucha porque las mujeres  sean libres y cuenten con el respeto que merecen. Sin mencionar otras miserias añadidas que suelen aparecer en estos entornos y que no hacen la coexistencia nada cómoda ni recomendable.

Lo dicho, vamos avanzando. No a velocidad vertiginosa, es evidente, pero marcando gruesas líneas rojas cuya transgresión supondría un precio considerable que afortunadamente nadie parece dispuesto a pagar.

DENUNCIA A PAMELA PALENCIANO

Pamela Palenciano  es una monologuista, comunicadora y activista feminista española, reconocida internacionalmente por su monólogo “No sólo duelen los golpes” en el que relata una experiencia de pareja en la que se vive el maltrato derivado de relaciones que se sustentan en la desigualdad y el sometimiento. Un monólogo que no tiene mucho de gracioso, pero que posee una enorme capacidad de impactar en la conciencia personal tan selectiva a veces, en la sensibilidad individual, en ocasiones tan apelmazada como las toallas sin suavizante, marcando un sello indeleble que les ayudará a leer la realidad en clave de libertad y de justicia. Posee una de las principales cualidades reconocidas a la cultura y el arte que es la capacidad de emocionar, de conmover, de abrir ventanas a otras experiencias, a otras vivencias desde un análisis sin concesiones, ni complejos.

no solo duelen

Obtiene entradas considerables y  nadie, excepto los despistados que creen  que van  a ver algo tipo Martes y Trece, sale decepcionado. El monólogo es duro, hiriente, muy gráfico y enormemente impactante. No es una novedad. Lo ha paseado y aún continua, por multitud de locales, teatros, colegios, universidades, salas pequeñas y es de suponer que Plazas de toros si hubiera habido ocasión. Porque lo cierto es que es una herramienta eficaz para conseguir el activo rechazo social, que es condición previa para desactivar el mecanismo que arma a los maltratadores y a quienes lo justifican o disculpan de forma más o menos descarada. Especialmente recomendable para la gente joven que recibe un mensaje necesario y comprensible.

Sucede, sin embargo, que en este país, que algunos pretenden pintar de gris, imponiendo un fondo musical de marcha militar, la actriz y su espectáculo han sido denunciados. Directivos de una llamada Asociación Europea de ciudadanos, especializados en alimentar el odio, en intoxicar y faltar a la verdad, presentan una denuncia, concretamente contra lo que ellos llaman “charlas de odio y adoctrinadoras”, que se amplia a la Universidad de Valencia y a todos los centros educativos que prestando sus instalaciones se hayan hecho cómplices del presunto delito.

Equivocados no andan del todo aunque el odio sólo está presente en el espectáculo cuando lo protagonizan hombres cuya crueldad explícita cuando golpean, abusan y asesina, no les hace ganarse simpatías precisamente. Pero hay una clara línea definitoria que acota a estos machitos criminales y excluye a todos los demás hombres, aliados, compañeros y amigos, merecedores de toda nuestra estima.

La denuncia tiene su lógica si se tiene en cuenta que el sentido del humor es enormemente peligroso para quienes se esconden en solemnes banderas o en rígidos principios y pretenden además que su menú nos lo comamos todos y todas, nos guste o no, convencidos mediante demagogia o persuadidos mediante la fuerza bruta, algo que les resulta indiferente.

Y cobra más sentido, cuando se inscribe en la fortísima reacción que pretende cuestionar los recursos asignados para evitar que sigan asesinando a las mujeres, justo cuando parecía que la violencia machista ya era una vergüenza social, asumida colectivamente, frente a la que no valían excusas.

Lo cierto es que no han entendido nada. Porque el monólogo de Pamela Palenciano, no habla de odio, sino de amor. Amor a la propia persona, ese que muchas mujeres necesitan desarrollar y robustecer para poder sobrevivir escapando de situaciones críticas frente a las que están desarmadas. Amor a la humanidad, a la gente decente que no consiente y sobre todo, amor a la vida, esa que sólo debería ser vivida desde la felicidad compartida.